El detective Scott Turner espera su inminente traslado a una unidad policial de una ciudad mayor para investigar casos que considera verdaderamente importantes y no tratar asuntos que le parecen menores. Sus planes se ven alterados cuando un amigo suyo, Amos Reed, es asesinado. Turner se responsabiliza de la investigación y averigua que el único testigo presencial del crimen es el perro de Amos, un dogo llamado Hooch. El policía decide cuidar del animal mientras realiza sus pesquisas, con la esperanza de que Hooch le ayude a esclarecer el asesinato de su amigo. Turner, de carácter metódico y ordenado, no está acostumbrado a vivir con un perro por lo que la cohabitación resulta desastrosa, aunque también propicia que el detective conozca una veterinaria, Emily Carson, por la que se siente atraído.